Saint Maud: Lo mejor del CINE DE TERROR

 SAINT MAUD (2019) 

Dir. Rose Glass

Por: Armando Miranda 

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“Vemos lo que queremos ver” 

Veamos entonces ¿por dónde inicio?...

 A24 es Dios

Podemos decir mucho de la productora, desde arrebatarle el Óscar de sus grasientos dedos a La La Land con una cinta como Moonlight, producir películas de gran calidad como Lady Bird o Minari, pero también por apostar por el cine de terror de calidad.  ¿Qué no? Hereditary, Midsommar, The Witch, The Lighthouse y The Sacrifice of a Sacred Deer son parte de sus pequeños vástagos y es refrescante que alguien lo esté haciendo . Podrán gustarte o no , pero vamos que librarte un poco de los screamers y usar más la chirimolla tampoco va a matarte. 

Estos tipos sudan talento por todas partes. Yorgos Lanthimos, Ari Aster y Robert Eggers han encontrado el lugar perfecto para exponer sus ideas y al club se ha unido una mujer que no entra por la puerta grande, la tira a patadas. Rose Glass. Llamada por diferentes medios como una de las siguientes “estrellas del mañana” desde el estreno de su primera película en el festival de Toronto del 2019.  Pero luego de exponer el evangelio según A24 ¿de qué va Saint Maud? 

Maud es una joven enfermera que luego de tener una experiencia traumática en un  hospital, encuentra refugio en la fe, convencida de que está destinada a servir a un propósito mayor. Consigue un trabajo como cuidadora privada de una bailarina retirada postrada en cama. Ambos personajes que aparentemente no tienen mucho en común, sienten una suerte de fascinación mutua. La soledad jugará un papel muy importante durante la película y me atrevería a decir que es el verdadero tema de la cinta y no la cuestión religiosa como tal. 

Maud vive en una habitación que me recuerda a mi antigua vida de foráneo que sobrevivía a base de maruchan (aunque bastante ordenado), el cuarto de la protagonista constantemente será un reflejo de su estado mental y más de una vez nos preguntaremos si lo que vemos realmente está pasado o si todo está en la mente de Maud. De hecho la película sugiere que “veamos lo que queremos”, podríamos pensar que Maud está completamente loca, o que realmente tiene una comunicación con Dios y vamos que hasta tiene un tributo a The Witch en donde podríamos pensar que habla con el diablo.

Por su parte, Amanda, vive en una enorme casa llena de lujos, pero aislada. No es capaz de recorrerla sin ayuda y solamente es habitada cuando algún aprovechado busca sacarle dinero o se celebra una fiesta. Ambas son personas solitarias, pero tienen diferente manera de afrontarlo: Maud se dice una y otra vez que no está sola y no necesita compañía  ya que Dios la acompaña, sin embargo nos daremos cuenta que en realidad es incapaz de socializar, es un personaje realmente triste y sientes pena por ella. Amanda, por el contrario, es una hedonista, no cree en un Dios y no le interesa, para ella lo importante es disfrutar mientras se pueda.  El problema yace en que Maud se convence de que debe de salvar el alma de Amanda

La película juega constantemente con lo que vemos y lo que dicen nuestros personajes, de forma que no sabemos si entre ellas hay una suerte de tensión sexual, si las acciones de Maud son motivadas por celos o si verdaderamente se trata de algo mucho más espiritual. 

Mi interpretación es que Maud se miente constantemente a ella misma, por lo que no “podemos confiar en el narrador” ya que si ven el panorama completo,.. tal vez lleguen a la misma conclusión que yo. 

La dirección de Rose Glass y la fotografía de Ben Fordesman llegan a una coordinación de maestría, dominan el lenguaje cinematográfico, vamos que es la primera película de una directora de 31 años, quiero y necesito ver más películas de ella. Nada de esto sería posible sin las increíbles actuaciones de Morfydd Clark y Jennifer Ehle que merecen todas las palmas del mundo. 

Mi recomendación. Véanla. No te va a “sacar sustos”, si la quieres ver como un drama… adelante, pero y me permitiré robarme el concepto…

Es terror de refrigerador 

Una película que al momento puede no darte miedo, pero cuando baje por un bocadillo nocturno y abras tu refrigerador te llegaran flashasos, da más miedo lo que implica que lo que te muestra. Te dejara pensando después de verla. 

No es para verla con amigos y echar la palomita, Saint Maud es una experiencia que se disfruta mejor solo y es curioso que hable tanto de la soledad. ¿Joya? Joya 

Podéis ir en paz. 

 

Cinervios

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